Luego de su trabajo e investigación a fondo, la autora del estudio sistema carcelario en Chile, Catalina Droppelman, Directora Centro de Estudios Justicia y Sociedad UC conversó en una nueva edición de la entrevista de Tomás Mosciatti.
En los últimos años se ha visto un aumento considerable en la proporción de personas que están privadas de libertad por prisión preventiva en comparación con aquellas personas que están condenadas, esto quiere decir, que hay un mayor uso de la prisión preventiva.
Lo que implica una mayor cantidad de personas encarceladas, un mayor hacinamiento carcelario y además una disminución de las salidas de la cárcel en términos de disminución de los beneficios penitenciarios y de libertad condicional.
“En el centro penitenciario femenino, por ejemplo, en las últimas libertades condicionales que se deberían haber dado, no salió nadie con ese beneficio” afirmó Catalina Droppelmann “siendo la cárcel un sistema donde sale y entra gente, donde tiene que salir gente.
Pero si comparamos a Chile con las cárceles de nuestros países vecinos, nosotros, según el estudio, tenemos el lugar número seis en la tasa de encarcelamiento por cada 100 mil habitantes en América latina.
Conociendo un poco más afondo las condiciones carcelarias en nuestro país “éstas no brindan estándares mínimos de derechos humanos” explica la directora del centro de estudios y justicia UC, esto por las siguientes razones; los altos niveles de hacinamiento, bajas condiciones de habitabilidad, problemas de segregación y de higiene.
“La conducta delictual comienza a los 12 años en promedio, tiene su nivel más alto a los 17 y después comienza lentamente a disminuir a sus 28 años”. Sería el 85% de quienes inician su conducta delictual en la adolescencia la cifra de quienes deja de delinquir naturalmente.