Ineino refresca la tradición sonora y emocional en su cuarto disco "La Nueva Ola"

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Versátiles, camaleónicos y con la capacidad de viajar entre épocas sin perder identidad. Así se presenta Ineino, la banda de pop expresionista nacida en la Región del Biobío que acaba de lanzar su cuarto disco, La Nueva Ola, un trabajo que no se limita al homenaje, sino que propone una obra atemporal, donde pasado, presente y futuro dialogan desde el sur de Chile hacia el mundo.

Luego de abrir shows para Miranda! y para la banda surcoreana Wave To Earth —en su sideshow de Lollapalooza 2025—, Ineino consolida una etapa clave de madurez artística con un LP que confirma que la nostalgia no es retroceso, sino una poderosa herramienta estética y sonora.

Un pop que mira atrás para avanzar

Formada por José Riquelme, Alejandro Riquelme, Katherine Carrasco y Fernando de la Jara, Ineino define La Nueva Ola como un álbum que “fusiona la música romántica y popular latinoamericana de los años 60 y 70 con influencias modernas”. Una declaración que se materializa en canciones como He Pensado en Ti, Ay! Cielo, Albahaca y un emotivo cover de Cecilia con Baño de Mar a Medianoche.

Más que replicar fórmulas del pasado, el disco construye un punto de encuentro entre épocas y estilos, integrando referencias tan diversas como Juan Gabriel, Nirvana, Sandro, Zalo Reyes y Violeta Parra.

Quisimos capturar una mezcla única de expresiones intensas, conjugando lo íntimo con lo colectivo, lo popular con lo experimental, mediante arreglos que entrelazan guitarras retro con texturas y arreglos sonoros contemporáneos”, explica la banda, que reconoce en este trabajo un rescate consciente de la esencia musical del Biobío, con un sello propio que nace entre Carampangue y Concepción.

Las 13 canciones que componen el álbum dialogan entre sí y se nutren de la intensidad dramática de Sandro, la fuerza interpretativa de Cecilia, la contemporaneidad de Mon Laferte y la fusión de géneros que propone C. Tangana.

La Nueva Ola no descansa en la nostalgia como refugio, sino que la recoge, la tensiona y la proyecta. La canción romántica, los arreglos orquestales y las armonías vocales que marcaron generaciones en Chile regresan aquí con una nueva vida, amplificadas también por una propuesta visual donde conviven los ídolos de antaño y las estrellas del presente.

Rescatar lo emocional sin miedo, jugar con la estética clásica y volverla propia”, resume la banda sobre un disco que sabe de llanto y risa, de alegría y melancolía, como mirar el mar al atardecer: un movimiento constante entre lo que fue y lo que está por venir.