La rotonda Paicaví y sus alrededores no tienen paz desde octubre del año pasado, con escasas jornadas de excepciones.
A una cuadra de distancia, en Maipú con Paicaví existe un edificio en construcción, cuyas obras son permanente saqueadas por los desconocidos, para sustraer elementos combustibles que alimenten el fuego o sirvan de obstáculos insalvables para los automovilistas.
Esta vez los desconocidos quemaron de todo, desde un costoso generador eléctrico hasta andamios y maderas. Incluso un tambor repleto de combustible estuvo a punto de explotar, de acuerdo a lo indicado por Juan de la Cruz, quien consiguió trabajo en esa obra, pero que podría perderlo si la constructora decide no seguir por los ataques.
Todos los días los trabajadores del aseo deben recoger escombros, aún humeantes, como parte de una penosa rutina destinada a eternizarse, comentó escobillón en mano Luis Torres.