dom. 26 abril, 2020 15:52

Cómo deberían establecerse los límites políticos y geopolíticos

Los Límites Políticos o Geopolíticos –los que delimitan países, regiones, provincias y comunas- muchas veces requieren muchas explicaciones y antecedentes para poder entenderlos, porque en ellos confluyen, y con jerarquías cambiantes, factores geográficos, económicos, históricos y políticos. A veces se usan para unir, otras para dividir. Pueden ser los resultados de una disputa o una guerra, o de una transacción, del “pago” de favores, para sacar una pequeña ventaja electoral.

Lo cierto es que en Chile los límites internos muchas veces resultan no tener mucho sentido, cuando no son abiertamente absurdos o ridículos.

Así, se dan casos como el de un límite regional dividiendo un lago en dos o pasando a lo largo de un río (algo que se podría entender antes, cuando se constituían en barreras). ¿Cómo se puede hacer en esos casos un buen manejo medioambiental si se tiene que coordinar tanta burocracia? ¿Qué sustentabilidad puede haber cuando de cada lado habrá distintos criterios, prioridades, presupuestos y capacidades?

Por otro lado, tenemos regiones tan disímiles en población como la RM (con unos 7.200.000 habitantes) y Aysén (con algo más de 100.000). Pero donde, además, la RM más que triplica a la que le sigue (Valparaíso) y cuadruplica a la tercera (Bío Bío). Lo anterior se agrava con la tendencia a seguir dividiendo el país creando más y más regiones, es decir, debilitándolas frente al poder central y fortaleciendo, de paso, la incapacidad de las regiones a resolver sus problemas, a aprender a no replicar el centralismo del país.

La atomización del país lleva a regiones con poca población, capacidad para tener equipos y profesionales que les permita responder a la creciente complejidad de la vida y sus desafíos. Situación agravada con las migraciones de muchas de las personas más capacitadas a centros urbanos mayores (Santiago, el extranjero), en busca de mejores posibilidades, acentuando la precariedad local.

Ecosistemas

Si por un lado existen los límites políticos, por otro lado existen los ecosistemas, los que, en general, tienen límites bastante definidos. Esos territorios debieran coincidir con los límites políticos, para así poder permitir un mejor manejo –sustentable- de ellos.

Así, resulta obvio que los sistemas hídricos debieran respetarse como unidades, por mencionar sólo una variable relevante. Los conocimientos, los esfuerzos y las políticas que se requieren para un desarrollo sustentable aconsejan una íntima relación entre ecosistemas y límites geopolíticos.

Zonas culturales

Por otro lado, también debieran considerarse las zonas y los límites Culturales, vinculados a identidades culturales. Si bien definir áreas culturales puede ser complejo, con límites difusos y, en algunos casos, subjetivos, con superposiciones culturales, cuando éstas se confrontan con los ecosistemas, es más fácil delimitarlas.

Hay relaciones entre ecosistemas y culturas, porque los primeros condicionan formas de vivir, de producir y de relacionarse con el entorno. Cultura y territorio son variables que dialogan.

Los problemas surgen cuando los límites geopolíticos –y el centralismo- han ido incidiendo en las culturas locales. Cuando los límites políticos han dividido zonas culturales.

Ante lo descrito, parece necesario reflexionar y analizar la división política del país, cuestionar los criterios con los que se fueron estableciendo, para generar una nueva concepción territorial, medioambiental y cultural de Chile y de las comunidades que lo habitan.

Una reflexión y un replanteamiento del territorio –con menos regiones- permitiría un país más coherente y sustentable en lo medioambiental, más equilibrado en lo político y más coherente con su diversidad culturas, sus identidades y culturas locales.

A lo anterior debieran sumarse otros temas, como puede ser la flexibilidad de las regiones para relacionarse con países vecinos (Argentina, Perú y Bolivia), para generar estructuras institucionales que respondan a sus necesidades y no replicar en todo Chile lo que Santiago necesita y facilitar la colaboración entre regiones, provincias y comunas (por ejemplo, que hayan equipos de distintas regiones que se puedan complementar en temas específicos, por ejemplo en algunos relacionados a Patrimonio), entre otros.

Con el Estallido Social y la crisis provocada por el Coronavirus, se abre un tiempo de cuestionamiento y de reflexión para pensar un mejor país. Eso pasa por replantear la Constitución, pero no debe olvidarse el país como territorio, medioambiente y una diversidad de comunidades con culturas propias.

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