La muestra, que reúne diseño, sonido y orfebrería, fue creada por artistas visuales en conjunto con la familia Betancur-Rodríguez.
El objetivo del proyecto es explorar y valorar dentro de la práctica alfarera rural, el oficio del «pintado» o esgrafiado fitomorfo, típico de la loza negra de Quinchamalí en la Región de Ñuble.
Además, se busca ser un aporte al conocimiento específico de está técnica, poniendo en valor este patrimonio a través de la memoria, su transmisión intergeneracional y sus significaciones latentes.