Cuando escuchamos las palabras «exceso de peso» o «sobrepeso», de manera inmediata asociamos estos términos con alimentos poco saludables y, en el mejor de los casos, una vida sedentaria.
Sin embargo, existe otro factor, tan poco reconocido como común, que podría estar contribuyendo a un aumento de peso incluso cuando llevamos un estilo de vida saludable.
En efecto, en los últimos años se ha comprobado que ciertos compuestos químicos presentes en nuestro entorno pueden desempeñar un papel en el desarrollo de sobrepeso u obesidad en la población. Estos compuestos, conocidos como inductores de obesidad, pueden incrementar la cantidad de tejido adiposo blanco o grasa corporal simplemente al entrar en contacto con ellos a través de la alimentación, el contacto físico o incluso la exposición al aire contaminado por dichos compuestos.
Células Adiposas
¿Y de qué manera contribuyen al aumento de peso?
De hecho, estas sustancias no son directamente responsables de la obesidad, pero sí influyen en el exceso de peso a través de varios mecanismos.
Por ejemplo, fomentan la multiplicación y la especialización de las células adiposas, es decir, aumentan tanto el número como el tamaño de estas células encargadas de almacenar.
El incremento en el tejido adiposo blanco puede contribuir al desarrollo de la obesidad y condiciones metabólicas relacionadas a través de procesos inflamatorios y estrés oxidativo, los cuales pueden llevar a la acumulación de glucosa y ácidos grasos en varios órganos, especialmente en el hígado.
Además, se ha observado que la exposición a compuestos inductores de obesidad puede interferir con la acción de hormonas, incluyendo aquellas relacionadas con la diferenciación de las células adiposas, el aumento de peso y el metabolismo, como las hormonas sexuales y tiroideas.
Y, como si eso fuera insuficiente, la composición de la microbiota intestinal también puede sufrir perturbaciones debido a la influencia de estos compuestos.
Estamos hablando de una comunidad de millones de bacterias que desempeñan un papel fundamental en la regulación de la absorción de lípidos, entre otras funciones. Cualquier alteración en esta comunidad microbiana puede ser un factor desencadenante de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 o la obesidad.
Exposición Temprana
Los posibles efectos de los inductores de obesidad varían en función del momento en que se produce la exposición.
Las etapas más sensibles abarcan el período fetal y la primera infancia, cuando el crecimiento es acelerado y coordinado.
Esta perturbación de un proceso tan delicado puede tener repercusiones a largo plazo en nuestra salud, tal como lo postula la Hipótesis de los Orígenes de la Salud y Enfermedad en el Desarrollo (DOHaD).
Según esta teoría, el entorno en el que una persona se encuentra durante su desarrollo inicial puede inducir cambios fisiológicos que la hagan más propensa a ciertas enfermedades en el futuro.
Estas modificaciones pueden persistir incluso cuando el factor desencadenante ya no está presente.
¿Puede esto ocurrir en la obesidad?
La exposición a tóxicos en momentos críticos puede cambiar el ADN, afectando la predisposición a la obesidad y enfermedades metabólicas. Además, estos cambios pueden transmitirse de una generación a otra.
¿Cómo prevenirlos?
Dado este conocimiento, ¿cómo podemos evitar la exposición a los inductores de obesidad?
A pesar de que convivimos con ellos en nuestra vida diaria, hay prácticas individuales que pueden ayudar a evitarlos. Aquí hay algunas recomendaciones:
- Abstenerse de fumar.
- Reducir el consumo de alimentos y bebidas envasados.
- Minimizar el uso de plásticos, ciertos productos de cuidado personal y lociones.
- Limitar la ingesta de alimentos con pesticidas.
- Practicar el reciclaje y la reutilización siempre que sea posible.
Además, es esencial que las autoridades de salud pública y medio ambiente implementen políticas para reducir la exposición de la población a estas sustancias, prestando atención a las disparidades sociales en salud.
En paralelo, se debe continuar investigando los efectos de los inductores de obesidad, lo que permitirá tomar decisiones informadas que afecten a las generaciones presentes y futuras.