Entrevista de Tomás Mosciatti a Emilio del Río: "Somos romanos, aunque no nos demos cuenta vivimos como ellos"

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Emilio del Río, doctor en filología clásica, profesor de filología latina en la Universidad Complutense de Madrid y autor de libros como “Loco por los clásicos” y “Calamares a la romana”, se refiere a las similitudes del mundo antiguo con el mundo moderno en distintos ámbitos de la vida, desde las festividades hasta la manipulación y la propaganda política. 

El escritor apunta a que la sociedad de hoy coincide en muchos aspectos con la vida de los romanos, como en las restricciones vehiculares, los libros de recetas e incluso el humor: “Acercarse al mundo clásico, al mundo romano, es una forma de entendernos a nosotros mismos, porque las grandes preguntas y las respuestas a las grandes preguntas que nos hacemos los hombres y mujeres para ser felices, las han dado ya los clásicos. Es entender nuestra sociedad, nuestra forma de vida. Somos romanos, aunque no nos demos cuenta; vivimos como ellos nuestras relaciones sociales, nuestra forma de habitar, de todo”, sostuvo en conversación con Tomás Mosciatti.

Además, el escritor comenta que las fiestas y tradiciones como los presentes que se entregan en Navidad provienen de este periodo. Los regalos que se entregaban los romanos, según el escritor, coinciden bastante con los que se dan hoy en día, como ropa, perfumes, libros, joyas y cosméticos. 

Ecos de Roma en la actualidad

Otro tema que el profesor destaca es el surgimiento de la propaganda política en Roma, y menciona a Augusto, el primer emperador romano, como un “absoluto genio en la manipulación y en la propaganda política”. A pesar de que en ese periodo no se utilizaban los medios de comunicación como los del mundo moderno, los romanos ejercían esta manipulación “no solamente con sus intervenciones y sus discursos, sino que a través de las esculturas, de los relieves, etcétera”. 

Por eso, indica el doctor en filología clásica, es tan importante conocer el mundo clásico, ya que “nos ayuda a entender el presente. ¿Para qué cometer los errores de siempre si podemos cometer otros nuevos? Entonces nos avisa, por ejemplo, de la manipulación y de la propaganda, porque ya estaba también. Y nos enseña a cómo detectarla y a cómo evitarla y, por tanto, a mantener algo tan frágil como es la democracia y la libertad”.