Explotación, droga y fiestas del Tren de Aragua en Concepción: reportaje BBCL Investiga

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El Tren de Aragua, liderado por el colombiano Luis Felipe Franco Ceballos y su pareja venezolana Mary Emilia Colmenarez, dominó el bajo mundo de Concepción con tráfico de drogas, trata de personas y control social violento. Condenados a más de 20 años de cárcel, instalaron un férreo monopolio narcotraficante y de explotación sexual, reclutando mujeres vulnerables con deudas que garantizaban obediencia. El clan también controlaba la vida nocturna y su poder se extendía a Perú y Chile, operando como un engranaje perfecto de miedo y muerte. Más detalles en biobiochile.cl.

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Explotación, drogas y fiestas venezolanas: cómo Tren de Aragua dominó el bajo mundo de Concepción. Así se titula el reportaje de la Unidad de Investigación de BBCL, que da cuenta de los detalles de los expedientes judiciales que terminaron con la sentencia de más de 20 años de cárcel para un ciudadano colombiano y su pareja venezolana por tráfico de drogas y personas.

Luis Felipe Franco Ceballos, colombiano, alias Caliche, logró instalar en Concepción una célula del grupo criminal más temido de Sudamérica. Junto a su pareja venezolana, Mary Emilia Colmenarez, consolidó un negocio que combinaba tráfico de drogas, trata de personas y control social, sometiendo con violencia a quienes se cruzaban en su camino.

Así amenazaban a rivales y se jactaban de su vinculación con el grupo criminal venezolano. El siguiente es parte de una serie de audios contenidos en la carpeta investigativa a los que accedió la Unidad de Investigación de la radio.

Colmenarez fue la llave de entrada. Con contactos familiares dentro de la organización, viajó a Santiago para obtener la “luz” que autorizaba la explotación sexual de mujeres. Reclutaba principalmente venezolanas y colombianas vulnerables, costeando sus viajes a Chile y luego cargándolas con una “multa” de hasta $3,5 millones.

La deuda garantizaba obediencia bajo amenazas de armas. Mientras ella controlaba la trata, Franco dirigía el narcotráfico. Ketamina, marihuana y cocaína llegaban desde Perú, distribuidas en Concepción bajo un férreo monopolio: cualquier extranjero que quisiera vender debía hacerlo a través del Tren, o quedaba “en situación de riesgo”.

Franco incluso ofrecía servicios de amedrentador, reventando vehículos y ajustando cuentas. El poder del clan alcanzó también a la vida nocturna. Tras la muerte de un carabinero atropellado en 2023 durante una fiesta, los jefes ordenaron que ningún evento venezolano se organizara sin permiso. Ni el ocio escapaba a su control.

Escuchas y mensajes probaron la relación directa con cabecillas como Catire Santa Rita en Perú y, presuntamente, Larry Changa en Chile. La pareja operaba como un engranaje perfecto: él imponía el dominio narco, ella sometía mujeres. Juntos instalaron el sello del Tren de Aragua en Biobío, dejando un rastro de miedo, sumisión y muerte.

El reportaje completo está disponible en biobiochile.cl