¿Sabías que el famoso: "Color Magenta", no existe?

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Aunque las pantallas no pueden reproducir todos los colores perceptibles para el ojo humano, y la mayoría de los colores espectrales solo se pueden aproximar, no deja de ser maravilloso poder ver y reconocer colores, ¿no?.

Un momento… aparecen todos los colores que puedas imaginar pero… ¿y el magenta?

Nuestros cerebros son unos procesadores de información esponjosos y blandos. Comprenden los miles de millones de eventos que suceden a nuestro alrededor en señales que podamos entender, e interpretan esas señales como sonidos, aromas, sensaciones, sabores.

Una de esas cosas que está a nuestro alrededor es el campo electromagnético.

Hay ondas de energía que viajan a través de este campo y su frecuencia determina una gama de eventos. Algunas ondas pueden recalentar tu sándwich en el microondas, otras nos muestran tus huesos en un examen de rayos x por ejemplo, otras nos transmite nuestro programa de televisión favorito, y nos permite escuchar nuestro tema favorito por la radio.

Las personas sólo podemos detectar una leve fracción de esas longitudes de onda con nuestros cuerpos, a las llamamos luz visible. ¿Por qué detectamos solo una pequeña parte de esas ondas? es la pregunta del millón.

Las ondas electromagnéticas de entre 400 y 700 nanómetros, o el espectro de luz visible, son las que están a nuestro alcance, son las únicas longitudes que pueden viajar con facilidad por el agua. También resulta ser la parte del espectro de las ondas magnéticas que más emite el sol.

De las ondas electromagnéticas a los famosos colores

Nuestros ojos detectan los colores a través de los conos, unas células especializadas que están concentradas en la zona de la mácula, al centro de la retina ocular.

Surgen 3 tipos de conos en el ojo humano

  • Tipo L: sensibles a longitudes de onda larga
  • Tipo M: sensibles a longitudes de onda mediana
  • Tipo S: sensibles a longitudes de onda corta

Los S detectan los azules, los M detectan los verdes, y los L los rojos. Pero en sí vemos más que rojo, verde y azul.

Analiza detenidamente esta imagen

Puedes ver que cuando un rayo de luz con una longitud de onda de 570 nanómetros entra en tu ojo, estimula tanto los conos L, como los conos M.

Sus ondas e intersecciones se combinan y se convierten en un mensaje eléctrico que se envía a través del nervio óptico al cerebro como una sola señal, y esta señal es la que interpretamos como luz amarilla.

La pantalla en la cual estás viendo y leyendo esto, aprovecha la forma en que nuestro cerebro percibe el color. Si observas detenidamente y de cerca, te podrás dar cuenta que se generan pequeños grupos de luces rojas, verdes y azules, pero tu pantalla puede producir todo el espectro.

Cada color que percibimos puede generarse a través de esta doble ruta: una sola longitud de onda de luz o una combinación de longitudes de onda que estimulan nuestros conos de la misma manera. Excepto uno.

«Color Magenta»

Oficialmente el conocido “color magenta” no existe, no hay una longitud de onda de luz para el magenta, lo que significa que el cerebro humano es quien lo inventa. Pero ¿cómo es posible esto?

Aún no se tiene claridad respecto a eso, sin embargo, probablemente sea muy útil dado que gran parte de nuestros primeros ancestros primates vivían en bosques verdes. Las frutas y flores magenta habrían tenido el mayor contraste con un fondo verde, y verlas le facilitaba a nuestros antepasados encontrar un almuerzo.

Nuestro cerebro hace todo tipo de estos extraños saltos cognitivos todo el tiempo, lo más probable es que nos sorprenderíamos con cosas que hay en el mundo que vemos y muchas veces no son.