El pintor y escultor colombiano Fernando Botero, quien falleció a los 91 años, defendía la importancia del volumen y el espacio en la pintura. Mencionaba que al pintar una mandolina en la década de 1950, descubrió una dimensión más tridimensional y llamativa. Botero aclaraba que no tenía una obsesión por pintar figuras corpulentas, pero sus obras se caracterizaban por presentar volumen. Este enfoque en figuras voluptuosas marcó su extensa y reconocida trayectoria artística en la pintura y la escultura.
Botero también declaraba: “Tomé un camino aparte, casi opuesto a la mayoría de los otros artistas. No soy cubista, impresionista, surrealista, expresionista. Soy lo que soy”.
Sin embargo, su seña de identidad le obligó a tener que aclarar lo mismo en repetidas ocasiones durante su carrera: él no pintaba personas gordas, sino voluminosas. Quería explorar la monumentalidad de las formas y el volumen exaltado.
Algunas de las obras más icónicas de este pintor son las siguientes:
1) “Obispos Muertos”
Además de las formas que representaba en sus obras, Botero también expresaba su perspectiva personal. Uno de sus primeros trabajos que atrajo atención internacional fue «Obispos muertos» (1961), una representación de jerarcas de la Iglesia vestidos en una pila de cuerpos.
2) “Una familia”
A lo largo de siete décadas de trabajos, Botero pintó en varias versiones su imagen de una familia tradicional. Una de ellas fue la que tituló simplemente «Una familia» (1989).
3) “Mona Lisa a los 12 años”
Con su estilo distintivo, Botero pintó en 1959 su reinterpretación de la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, representándola como una adolescente en su obra llamada «Mona Lisa a los 12 años».
4) “El gato”
Otra de las esculturas icónicas del artista de Medellín es «Gato», reconocida a nivel global. Esta escultura de bronce, que mide 7 metros de longitud, fue colocada en Barcelona en la década de 1980. Durante los Juegos Olímpicos de 1992 en la ciudad, se movió cerca del Estadio Olímpico, ganando así renombre a nivel internacional.
5) «El Pájaro»
Dentro del ámbito de la escultura, Botero era conocido por utilizar formas con curvas generosas. Una de sus obras más emblemáticas y llena de significado histórico es «El pájaro», ubicada en su ciudad natal, Medellín. En 1995, esta escultura fue víctima de un acto violento relacionado con el narcotráfico.
En el parque San Antonio, un grupo desconocido detonó 10 kg de dinamita al lado de la escultura de bronce, causando daños severos.
A pesar de esto, el artista decidió no reparar ni reemplazar la obra. En cambio, envió una nueva paloma para acompañar a la primera, simbolizando así la violencia criminal.