Un espasmo de sollozo es un episodio en el cual el niño deja de respirar de manera voluntaria y pierde la consciencia durante un tiempo breve, inmediatamente después de un episodio atemorizante o inquietante desde el punto de vista emocional.
Estos espasmos por lo general comienzan durante el primer año de vida y alcanzan un máximo de 2 años. Desaparecen hasta los 4 años de edad en el 50% de los casos, y hacia los 8 años en alrededor del 83%.
Existen 2 formas de espasmos de sollozo
1) Forma cianótica
Esta forma por lo general es la más frecuente, y a menudo sobreviene como parte de una pataleta o berrinche, o bien en respuesta a un episodio que haya resultado perturbador.
2) Forma pálida
Esta forma suele suceder a raíz de una experiencia dolorosa como por ejemplo caerse y golpearse la cabeza, pero también puede aparecer después de ciertos episodios alarmantes y traumantes.
Respiración apneica cianótica
Durante los espasmos cianóticos, los niños por lo general dejan de respirar (sin que necesariamente sean conscientes) hasta que pierden la consciencia.
En esta ocasión el niño llora, espira y deja de respirar por un tiempo, ya poco después comienza a ponerse azul y a perder la consciencia, posterior a esto puede se puede producir una convulsión leve. Después de unos segundos el niño/a el niño reanuda su respiración, vuelve también su color natural de piel y vuelve su consciencia.
A veces es posible interrumpir el espasmo poniendo un paño frío en el rostro del niño/a al iniciar el episodio idealmente.
Pese a lo alarmante que puede resultar vivir un episodio así sobre todo desde la vereda de los padres, se debe intentar no reforzar la conducta precipitante. Distraer al niño y evitar situaciones que le provoquen ese tipo de reacción es una estrategia efectiva.
Espasmo del sollozo pálido
A medida que sucede un espasmo del sollozo pálido, la estimulación vagal enaltece considerablemente a la frecuencia cardiaca.
Durante este tipo de espasmo el niño deja de respirar, pierde la consciencia rápidamente y comienza a presentar palidez y flacidez. Ahora si el espasmo persiste durante varios segundos, aumenta el tono muscular y puede haber una convulsión e incontinencia. Tras el espasmo el corazón vuelve a acelerarse, se reanuda la respiración y el niño vuelve a la normalidad sin necesidad de tratamiento.
Si estos episodios se vuelven frecuentes y más duraderos, puede requerirse de una evaluación diagnóstica adicional. La electroencefalografía y el electrocardiograma son exámenes que permiten diferenciar causas neurológicas y cardiacas.