Entrevista de Tomás Mosciatti a Gonzalo Yuseff, exdirector de la ANI: "Ya no somos los ingleses de Sudamérica en temas de corrupción"

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Gonzalo Yuseff, exdirector de la ANI, alertó sobre la grave penetración del crimen organizado en Chile, afectando desde policías hasta las Fuerzas Armadas. Advierte que el sistema político responde con leyes burocráticas que no abordan el problema de fondo. Destacó la capacidad de extorsión y corrupción del crimen organizado, mencionando casos como el tráfico de drogas en FACH y el Ejército. Señaló la necesidad de fortalecer la contrainteligencia y profesionalizar a las fuerzas de seguridad para afrontar esta amenaza. Criticó la falta de visión a largo plazo y la politización de la inteligencia en Chile.

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El exdirector de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), Gonzalo Yuseff, analizó el complejo escenario que enfrenta Chile frente al avance del crimen organizado y la creciente vulnerabilidad de sus instituciones. A su juicio, el fenómeno ha penetrado desde las policías hasta las Fuerzas Armadas, mientras el sistema político responde con leyes que agregan burocracia sin abordar el problema de fondo.

“El crimen organizado tiene la capacidad de extorsionar y corromper. A veces ni siquiera se trata de sobornos, sino de amenazas directas. Eso lo vuelve aún más peligroso”, advirtió Yuseff, aludiendo a casos recientes como el tráfico de droga dentro de unidades de la FACH y el Ejército.

Yuseff señaló que, aunque las Fuerzas Armadas chilenas han sido tradicionalmente valoradas, no están inmunes al dinero ni a las operaciones de inteligencia del crimen organizado. “Hay una nueva amenaza que no había sido combatida en la práctica, solo teóricamente. La contrainteligencia debe fortalecerse”, afirmó.

Sobre las policías, reconoció que están más expuestas por estar en la primera línea, pero también que enfrentan el problema con más preparación. “Carabineros y la PDI hacen controles, mueven personal, detectan enriquecimientos inexplicables. Están más profesionalizadas para enfrentar este desafío”, explicó.

Consultado por los recientes escándalos de corrupción que involucran a fiscales y jueces, fue enfático: “Cuando aparecen los síntomas, el problema ya lleva un buen tiempo. Siempre se ve la punta del iceberg”. Añadió que Chile perdió la superioridad moral que creía tener: “Nos creíamos los ingleses de Sudamérica. Ya no lo somos, al menos en corrupción”.

Respecto a la tramitación de la nueva Ley de Inteligencia, fue crítico con su enfoque: “En vez de reforzar lo que ya existe, se está creando una nueva capa de burocracia. Coordinadores de coordinadores. Una Agencia de Inteligencia Nacional, una Escuela Nacional… pero no hay agentes, no hay estructura ni formación real”.

Sobre el crimen organizado, apuntó un elemento especialmente grave en el caso del Tren de Aragua: “Este grupo no solo busca dinero. Tiene un componente político, una lógica de desestabilización. Su capacidad operativa es digna de envidia, y eso lo vuelve aún más peligroso”.

Finalmente, criticó duramente la falta de visión de largo plazo: “Tenemos que pensar qué país queremos en diez años. ¿Uno donde nuestros hijos van al colegio con guardaespaldas? Esto se enfrenta con planificación y profesionalismo, no con soluciones improvisadas cada dos años”.